Nunca me ha gustado forzar a mi hijo a hacer cosas que no desee o someterlo a situaciones incómodas. Soy de la idea de que siempre hay que respetar lo que ellos quieren y no quieren. Por supuesto dentro de una lógica, es decir, si el niño no quiere comer, no es que le deje de dar comida, pero tampoco se la daría a la fuerza. Buscaría la forma de hacer más atractivo el almuerzo para él.
Pero el tema pasó a interesarme
mucho más cuando leí que obligar a los niños a dar besos o abrazos a
familiares o conocidos, sólo para que no quede de “mal educado” o “poco
sociable”, los hace más vulnerables a abusos sexuales o ser víctimas de bullying.
Esto según la cofundadora y directora ejecutiva de "Kidpower Teenpower Fullpower International", Irene van der Zande, quien dijo lo siguiente:
“Cuando forzamos a los niños a
someterse al afecto no deseado para evitar ofender a un familiar o lastimar los
sentimientos de un amigo, les enseñamos que sus cuerpos en realidad no les
pertenecen porque tienen que dejar a un lado sus propios sentimientos sobre lo
que se siente bien para ellos”.
“Esto lleva a que los niños sean
abusados sexualmente, a que las adolescentes se sometan a comportamientos
sexuales para ‘que yo le guste’ y a que los niños soporten el bullying porque
todos están ‘divirtiéndose’”.
La fundación que ella dirige se ha especializado en brindar información para prevenir la violencia hacia los niños. El tema no es menor y cada madre decidirá qué es lo mejor para su hijo.
La fundación que ella dirige se ha especializado en brindar información para prevenir la violencia hacia los niños. El tema no es menor y cada madre decidirá qué es lo mejor para su hijo.
Pero yo me alineo con Irene. La
seguridad y el bienestar de un hijo está por sobre todo.
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